“Escucho a los pequeños del coro de 'Saint Marc' , miro por la ventana al cielo llorar , mientras mis ojos se empañan. Cada vez que escucho esas dulces voces vuelo con ellas. Mi cuerpo se encuentra en una posición de absoluta tensión. No me siento cómodo , sin embargo pueden mas esas voces y mi llanto , un llanto que acurruca mi corazón.
Con la mirada fija al horizonte, escucho las mismas canciones una y otra vez, pareciera nunca cansarme de ellas. Fluyen tanto en mi que aveces ni las percibo. Cruzan cualquier barrera creada por mi corazón.
Son estas la voces que se llevan mi alma a un lugar en calma.
He descubierto de donde proviene esa tensión; es mi cuerpo frustrado de no poder volar junto a mi alma. Es mi cuerpo queriendo salir de si mismo, pero sabe que no lo logra ni lo lograra. Es su trabajo, mantenerme en tierra firme y no dejarme vivir en otro lugar.
Unas voces que me mecen, me llevan a todas partes, con una delicadeza extraordinaria. Como una pluma deslizandose en el aire sin apuro, con toda calma.
Gama grises por encima de mi, aroma de maderos mojados por el llanto del cielo que me perfuman y la melodía de mi vida, déjame aquí, siempre.”
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